Nota que nos comparte la Abuela Lupita: “Este no es un libro”

Miércoles 4 de Julio, 2012

Muy estimada Lupita:

Le pido una disculpa por la tardanza con el libro que amablemente me prestó para que pudiera yo leerlo. Finalmente, el día de ayer lo terminé, sin prisas, degustando cada uno de sus capítulos y llorando a la par de esta magnífica familia, cuando trataban de sortear las incontables dificultades a las que se enfrentaron.
Este no es un libro. Es una enseñanza. Es un rayo de esperanza ante la adversidad, y un cúmulo de enseñanzas para cualquier ser humano que valora la vida en todo su esplendor. Si bien la historia abarca seis años de la vida de Andy, ahora ya son trece, y el final esperado no se ha disipado. Andy está ganando la batalla. Pero no solo. En compañía de muchísima gente, médicos, familiares, amigos, desconocidos y una hermanita que le otorgó el don final de la vida.Hicieron bien en dividir el libro en varias secciones. Como si fuera la divina comedia, pasamos del infierno, al purgatorio y finalizamos con la entrada al paraíso. Es un libro de misterios, de enseñanzas; de piedad y de no aceptar ninguna derrota sin haber antes presentado una batalla decente para ganarla. Es haber crecido con dolor y con la esperanza de derrotar una enfermedad sin nombre, sin carta de presentación. Es la batalla establecida por unos padres que se jugaron todo por darle el don de la vida a su hijo. Un ejemplo a seguir. Es la contienda por establecer un diagnóstico y el horror de saber que probablemente no haya una cura. Es la guerra declarada contra NEMO y la unión de muchas fuerzas presentes para derrotarlo. Como lo dije antes, este no es un libro. Es un festín para no ceder jamás ante el pesimismo desconocido de un mal que nos aqueja. Es la entrega de una familia, un grupo maravilloso de médicos y científicos, un grupo de enfermeras, amigos y desconocidos que apoyaron la lucha sin ceder un ápice. Es la sonrisa de Andy, un niño que vivió sus primeros años en la penumbra de la muerte; conociendo desde temprana edad el dolor físico y la impotencia. Es la lucha sin cuartel de cada ser humano por aprovechar su estancia corta o larga en el universo que nos cobija.
Cada quien desempeñó su papel a la perfección. Finalmente, la batalla se ganó. El precio fue alto, mas nunca comparable al resultado que cubre todas las demás incertidumbres. Tenemos algunas cosas en común en esta historia. Mi nieta mayor, nació el 4 de abril de 1999. Un mes de diferencia con Andy. Un mundo aparte sin embargo. Y ahora, a trece años de distancia, ambos ríen y lloran; viven. Conocí y fui muy buen amigo de Roberto Kretschmer. Lo extraño al igual que ustedes, en sus conocimientos, su don de gentes, sus conocimientos operísticos que tanto disfrutamos juntos. Conozco a cada médico mencionado en México, en el Ángeles o en el ABC. Conozco muy bien al Dr Nurko. Y ahora conozco muy bien a Andrés, a Paulina, a Andy, Sofía y a Tania. Tengo seis nietos. 5 mujercitas y un solo hombre…¿ Adivina usted como se llama?… Efectivamente, Andrés.
La primera vez que visité los Estados Unidos, fue en el año de 1963. Era yo estudiante del 3er año de la carrera y conseguí trabajar en un Hospital durante las vacaciones. Este era el Memorial Hospital, en Worcester, Mass. Y la primera gran ciudad que conocí, incluyendo sus magníficos hospitales, fue Boston. Le agradezco haberme permitido compartir con esta magnífica familia, la odisea de Andy, de Sofía y de todos ustedes. Humildemente, los felicito por esta lucha emprendida sin dar cuartel y de la que todos han salido ganadores. Me han mostrado una vez más, que la medicina es un arte y no solamente una ciencia.Mi cariño a usted, abuela ejemplar y a cada familiar envuelto en esta única epopeya…
Atentamente suyo,

Dr Jaime Laventman Grimberg

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